El extraño caso de las hermanas Brontë
Texto de Angeles Caso 13/09/2015
Uno de los episodios más fascinantes de la literatura: tres hermanas rozando la treintena se recluyen en casa huyendo de las rígidas ataduras de la Inglaterra victoriana para convertir su imaginación y vivencias en obras maestras como 'Jane Eyre' o 'Cumbres Borrascosas'. En 'Todo ese fuego' (Planeta), su última novela, Ángeles Caso se adentra en el universo de Haworth, patria de Charlotte, Emily y Anne Brontë.
“Como cachorritos sin dueño, solían pasear solas por los páramos y algunos afirmaban haberlas visto declamando poemas en lo alto de una roca. Aunque lo más raro de todo era que las crías se pasaban el tiempo leyendo y escribiendo. Leían de todo”
A lo largo de 1846, las tres hermanas se encerraron en casa, se repartieron las tareas domésticas para después trabajar en el comedor. Charlotte escribió ‘Jane Eyre’; Emily, ‘Cumbres Borrascosas’, y Anne, ‘Agnes Grey’
Fue así como, a lo largo de 1846, las hermanas Brontë permanecieron encerradas en la casa rectoral de Haworth, repartiéndose las tareas domésticas para después, por las tardes, trabajar las tres juntas en el pequeño comedor de la vivienda, en secreto para su hermano y sus vecinos. Charlotte –que acababa de cumplir los treinta años– escribió Jane Eyre. Emily –veintinueve–, Cumbres Borrascosas. Y Anne –veintisiete–, Agnes Grey. Las tres utilizaron elementos autobiográficos para componer sus historias: experiencias, amores frustrados, sueños y deseos ocultos fueron vertidos por ellas en aquellas obras que, tras ser publicadas con sus seudónimos, provocaron intensos reproches morales por parte de los críticos literarios de la sociedad victoriana: ¿quiénes eran esos misteriosos tres hermanos que se atrevían a escribir unas novelas en las que las mujeres no eran seres pasivos y sumisos, sino personas complejas, llenas de ansias y rebeldía y autoconsciencia?
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